jueves, 2 de marzo de 2023

Una noche de carnaval en São Paulo con Sonja Moonear en D-EDGE

Sonja Moonear en D-EDGE, São Paulo.

La semana antepasada aterricé a las 21:30 horas de São Paulo. Era sábado 18 de febrero. Esta crónica va de la noche del 20 pero es imposible llegar a la noche del 20 sin pasar por el 18 y el 19. Del 18 no hay mucho que decir: llegué alrededor de las diez y media u once de la noche a la habitación, y puse el resto de la noche en función de mi meditación: dormí hasta no sé qué hora del día siguiente. Y fue lo mejor, desperté reparado de un viaje de tres escalas, tres aviones y más de trece horas desde Guatemala a donde fui a regenerarme durante diez semanas de vacaciones.

El 19 fui al Memorial de América Latina pero estaba cerrado. ¿Por qué? Porque era febrero y carnaval y el carnaval en Brasil no precisa contexto. Por suerte me reuní con mi colega Renan. Bebimos, usé el metro de São Paulo por primera vez, fumamos y nos sumamos a un "bloquinho" donde hubo besos, bailes y más tragos y humos; regresando a casa conocimos a un par de argentinos afuera de un bar, conversamos, bailamos y, de un momento para otro, yo ya estaba en Madame, el club post punk/dark wave de la capital brasilera, sin nadie más que mi sombra o lo poco que podía ver de mi mismo en la oscuridad de ese club.

Estuve ahí no sé si hasta que la música no me gustó o hasta que me di cuenta que ya no estoy tan triste. Lo cierto es que ya era de día. Dormí, comí  y salí. Intenté entrar a la fiesta de carnaval de Gop Tun pero había mucha fila y yo no hago fila (tampoco me reconozco como VIP), así que no entré. Me fui a comer y me fui a dormir más.

Como si fuera hora de ir a trabajar, me desperté después de media noche justo a tiempo para llegar una hora antes del set de la dj y productora suiza Sonja Moonear programado para las tres de la mañana. Cuando llegué a D-EDGE, el club referencia de la escena electrónica paulista, había fila pero fluyó. En la taquilla checaron la entrada que había adquirido anticipadamente, me revisaron y en uno de los varios cubículos-cajas que estaban disponibles me dieron una tarjeta a la que se cargaron mis consumos de la noche y que pagué al salir.

D-EDGE desde fuera alrededor de las dos de la mañana.

D-EDGE tiene dos salas. Estoy tentado a afirmar que una tiende más al house y otra más al techno pero presentaciones como la de Moonear lo relativizan. La local Gartzzea fue la encargada de entregarle la cabina a la de Perlon quien, durante poco más de tres horas puso a sonar algo del repertorio de vinilos que viaja con ella. Más allá de pretender categorizar el característico sonido -minimal house & techno con influencias jazz & soul- de Sonja, que la ha constituido como la abridora recurrente de Ricardo Villalobos, me pareció muy interesante el uso de ciertos vinilos que más que tracks son como samples que, como si se tratara de una instalación de arte sonoro construída en vivo, producen un mood en la pista alucinante. Tal fue el caso de un vinilo que solo eran registros sonoros de las reacciones de una audiencia (como de los shows de televisión de antes) que a más de alguien en la pista lo hizo dudar si lo que estaba escuchando era la realidad o un episodio de esquizofrenia.

Como es costumbre en Brasil, el/la artista internacional es solo una parte (importante pero solo una parte) de la programación, así que alrededor de las seis y media de la mañana el siguiente dj se hizo presente en la cabina mientras quienes habíamos ido a bailar con Sonja, en una noche de carnaval en São Paulo, aplaudíamos, hacíamos reverencias y pedíamos un taxi. No sin antes pasar echando un vistazo a la otra sala y fumar algo a la terraza de D-EDGE, cuya fiesta de carnaval seguiría hasta tornarse un no-lugar (con un show de luces de otro nivel) donde el tiempo no existe y la noche es eterna hasta que la realidad te alcanza.

La vista desde la terraza de D-EDGE a la mañana siguiente.

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