lunes, 29 de septiembre de 2025

Tracks: The Chronics - Silent voltage (Bipolar Disorder Records)

Como parte del primer V.A. de la disquera basada en Genova, Bipolar Disorder Records, The Chronics publicó "Silent voltage", un track que podría ser el indicio de un palimpsesto sonoro que lo está posicionando como un nombre a prestarle atención en la escena techno.

El proyecto del Jules Auderset, que recientemente marcó presencia en el line up de la fiesta de 18 años Club Renate de Berlín y que próximamente compartirá con Klangkuenstler en su natal Suiza, no es un completo desconocido para esta redacción: Ya habíamos degustado algo de su sonido en la presentación de Miss Kittin en Buenos Aires que incluyó en su setlist ese delicioso track llamado "This is not a love song" con autoría firmada por The Chronics.

Empleando una fórmula que combina kicks diseñados para que retumben en espacios grandes, bajos propios del techno industrial, interludios enigmáticos mediante teclados y pads moldeados para darle profundidad a la textura melódica del track (que aquí lo calificaríamos de aerodinámico en el sentido de hecho para hacerte volar en la pista), "Silent voltage" es uno de esos tracks que suenan al final de la fiesta cuando todavía no querés que se termine. Escuchalo aquí:

lunes, 22 de septiembre de 2025

Un domingo de agosto abriendo las ventanas del alma en el Berghain/Panorama Bar de Berlín

Una mañana soleada arribando al "templo" de la música electrónica
de la capital alemana. Foto propia.

Ahí iba yo: alrededor de las diez de la mañana de un domingo de verano en Berlín sin nada más que yo mismo, lo que soy y lo que tengo, esta piel, esta mente y este corazón, este religare, estas historias y estos intentos, cruzando el Oderbaumbrücke sobre el Río Spree. Iba descansado sin haber salido la noche anterior, bañado, vestido, desayunado y, tras una caminata de casi una hora, listo para el Berghain/Panorama Bar como quien va a misa. Cuando llegué, había una fila de menos de quince personas delante de mí entre los tubos de la entrada. Vi como les bouncers, una chica afrodescendiente y un hombre con una gorra de los New York Yankees, le negaron el ingreso a varias personas. Yo estaba nervioso, tengo que reconocerlo, había escuchado y leído tantas cosas sobre este club que un rechazo en la entrada era un golpe a mi lastimado ego y era para dejarme pensando si todavía valía la pena seguir participando en una suerte de escena global de música electrónica como raver y periodista independiente.  Ese era el nivel de relevancia personal en juego y por supuesto que iba solo y sin estar en la lista de invitados: era el Berghain/Panorama Bar, personificado en su filtro humano de ingreso, o sea, les bouncers y yo. Era mi destino y yo. Mi camino y yo. Mi suerte y yo. Todo o nada.

Llevaba gafas de sol puestas pero cuando llegó mi turno de ser "juzgado" en la puerta, me las quité. Curiosamente, la chica me preguntó -en inglés- si todo estaba bien conmigo. No sé si me lo preguntó porque el delineador que me había puesto en los ojos le agregaba cierto drama y profundidad a mi mirada -que yo performatizaba seria y directa como cuando uno pasa por el control de seguridad en los aeropuertos- pero solo le respondí que sí. El man de la gorra de los Yankees me preguntó si solo era yo, a lo que le respondí con un gesto medio abriendo los brazos y medio volteando a ver a mi alrededor como diciéndole: ¿mirás a alguien más a la par mía?, me vio a los ojos y supongo que es en la mirada, en un punto que los bouncers aprenden a reconocer con el tiempo, que saben tanto quién necesita, como quien podrá tolerar lo que ocurre adentro del club. Y, aunque ningún sistema de seguridad es infalible, y hasta a les bouncers del BH/PB se les filtran personas que solo entran de mirones a husmear e incomodar lo que pasa adentro, "the eyes, chico, they never lie": en los pocos segundos que duró nuestro cara a cara, pude percibir que, muy sutilmente y de difícil percepción, hubo algo que se quebró en su mirada, no sé exactamente qué fue (o tal vez sí: me vio a los ojos, y al verlos, supo que estaba frente a alguien que está sobreviviendo a una guerra interior), lo cierto es que solo sonrió y con la cabeza me hizo un gesto para que ingresara. Entré, como quien se prepara para cruzar un umbral entre uno y otro mundo, otro bouncer me pidió que sacara todo lo que llevaba en los bolsillos, lo hice, le puso un sticker color verde fosforescente a cada una de las cámaras de mi celular y pasé a pagar los treinta euros de cover. Me pusieron un brazalete y, quien me lo puso, pronunció la palabra liebe (que significa "amor" en alemán) cuando hizo un gesto como de sello o martillo con su puño sobre mi muñeca derecha.

No eran ni las once de la mañana y yo ya estaba en la parte de atrás del dancefloor del Berghain. Debo confesar que cuando ya estaba ahí, "reconociendo la cancha", se me salieron las lágrimas. ¿Por qué? Supongo que porque sentí que todo lo que había vivido hasta ese momento había valido la pena, porque estaba confirmado que era parte de algo más grande que yo. De algo que es parte de mi identidad. De una cultura de la que estoy parte. Lo demás, fueron diez hora de entregarse a la música (en este caso de Beatrice, Maemm y Chami, a quienes no había escuchado), de dejarse poseer por el sonido aerodinámico y habitar la pista de baile como quien habita un mundo ideal, hasta las ocho de la noche que Ivan Smagghe se presentaba en el Panorama Bar y fue toda una revancha tras un frustrado intento de bailarlo en el showcase de My Favorite Robot en la última edición del BPM Festival en Playa del Carmen. en 2017. La vida te quita y la vida te da. A mí me dio cuatro horas de danza rota en clave de electro techno en medio de una masa movediza de cuerpos sudorosos imposible de contener. Era un desborde corporal: los cuerpos chocaban y esos choques -esos shocks- eran llamados a cuestionarse y percibir las auténticas razones y sentidos para estar ahí. Yo fui a bailar mi revancha y lo logré. En cuanto Ivan finalizó, fui a descansar antes de cerrar mi jornada, de vuelta al Berghain para unas cuantas horas de las siete que tocó DJ Nobu y a caminar de vuelta al hostel.

¿Qué pasa adentro del Berghain/Panorama Bar? Lo mismo que pasa en cualquier otro lugar: el tiempo pasa. La cuestión es que el tiempo, el espacio-tiempo, el cronotopo, que se vive adentro de este club es un tiempo dedicado a la música y al sonido sí, pero también al autoconocimiento vía el deseo, el placer, la compensación inmediata, el hedonismo que se genera al encontrarse y reconocer, ya sea en las gradas o en los baños, la diferencia de la diversidad de seres que habitamos el mundo y que, a la luz o la sombra de la pista de baile, la verdad de la conmoción corporal no deja espacio para dudas: hay que aprender a fluir como el agua de un río que, aunque aparentemente estático en su cauce constante, en realidad el agua que fluye y lo constituye es diferente a cada instante; acaso como cada interacción con la otredad en la pista que te agrega conocimiento del mundo pero que también te deja una sensación de que, en el fondo, no somos tan distintos. Pienso en la luz que entra por las ventanas del BH/PB del amanecer transformándolos en vitrales multicolor que se proyectan sobre los dark rooms. La evidencia del paso del tiempo es el cambio. Ya no somos lxs mismxs. Unos le llaman decadencia, otros le llaman salvación. ¿Y si la decadencia del ego es la salvación del alma?

lunes, 8 de septiembre de 2025

Tracks: Arnaud Rebotini & Acid Washed - Gen Mix (Skylax Records)

Artwork: H5 Paris

Los productores franceses Arnaud Rebotini y Andrew Claristidge ¿o David Ducaruge?, mejor conocido como Acid Washed, publicaron el primero de cuatro EP's de una serie titulada R.A.V.E. que lanzarán, vía Skylax Records, de septiembre a enero.

Presentado como un tributo a las raíces y al futuro de la cultura rave y teniendo el álbum Musical Component de Rebotini como referencia, el EP nombrado Redshifts to Blueshifts, está compuesto por cuatro tracks originales que buscan capturar y transmitir la energía producida en vivo al jammear con los sintetizadores de los que el ex Black Strobe siempre está armado.

Acid Washed y Arnaud Rebotini en Bohnengold,
Berlín, agosto 2025. Foto propia.

Por una de esas gratas coincidencias y sorpresas de la vida, yo estaba en Berlín cuando Arnaud anunció en su Instagram que estaría dos noches en la capital alemana. Me lo había perdido en São Paulo a semanas de irme de Brasil, por lo que la primera de ellas, en el Bohnengold, un venue con varias salas: bar, juegos, pista de baile... era imperdible para mí y más, porque terminó siendo la unofficial release party de este nuevo material. La cuestión es que llegué muy temprano: ¡a las ocho! Y los autores del EP del que estamos hablando, solo iniciaban su jornada después de las diez, así que decidí salir a fumarme un cigarro en una de esas bancas que hay en cualquier lugar de Berlín y estando ahí, escuchando música en el celular, decidí ir comprar una cerveza a uno de los Späti cercanos. Cuando regresé, una chica estaba sentada en la banca. Vi si había otra banca cerca y, como no, le pregunté si podía sentarme. Terminamos platicando, resulto ser de Georgia y nuestra plática me hizo pensar en lo diferente que son las vidas que se encuentran en las pistas, que las pistas son como una muestra de la diversidad del mundo, o son el mundo a escala y la disco ball es como la luna, por eso es tan poderoso reunirse con la música como motivo.

Ya adentro del bar y después de varias Radler, el sonido disco que distingue al ciclo Welcome The Discothèque, dirigido por Acid Washed en este frecuentado venue de Kreuzberg, comenzó a escucharse por el sistema de sonido a diferentes niveles de volumen en los distintos ambientes del lugar. Personalmente era lo que estaba esperando así que bajé a la pista donde Claristidge ¿o Ducaruge? estaba iniciando la que sería una velada oscura y sudorosa con tracks como Den Haan - Release the beast que antecedieron a varias horas ininterrumpidas de un Arnaud Rebotini que llegó -en modo DJ set y en vísperas de su presentación en el Sisyphos- con altos voltajes de lo que yo llamaría 'disco-techno a la electroclash'.

Regresando al EP, nuestro track favorito es el de cierre: Gen Mix, un track intenso, dramático y ácido, que por momentos me lleva a From the crypt to the astrofloor de Laurent Garnier para el Speicher 95 de Kompakt Records. Un track techno que bien podría ser interpretado por una orquesta o ser la banda sonora de una película en la que el personaje está siguiendo a la música sin saber a donde lo está llevando pero con la esperanza (y el miedo) de que sea a un lugar del que ya no haya que escapar. Escuchalo aquí:

domingo, 7 de septiembre de 2025

Cuando se acabe el mundo, la música seguirá sonando: Titanic presentó su nuevo álbum Hagen en la Kantine am Berghain

Titanic en la Kantine am Berghain, Berlín, septiembre 2025. Foto propia.

La banda liderada por el dúo compuesto por la violonchelista y cantante Mabe Fratti y el guitarrista y compositor Héctor "I La Católica" Tosta presentó su segundo álbum titulado Hagen, que salió el viernes, distribuido por la disquera Unheard of Hope, en la Kantine am Berghain de la capital alemana.

Detalles del outdoor area. Kantine am Berghain, Berlín, septiembre 2025.
Fotos propias.

En un día martes que comenzó lluvioso y terminó propicio para una caminata de casi una hora desde el hotel, en Neuköll, hacia el venue, entre los distritos de Kreuzberg y Friedrichshain, justo al lado del legendario templo de la música electrónica (al que ya nos referiremos en otro post porque el otro día entramos y sí, todo lo que se dice es cierto), fue anunciado por la productora Digital en Berlin y la Powerline Agency que las puertas abrirían a las 19:00 y el show arrancaría a las 20:00 con Jungstötter.

Aprovechando que llegué relativamente temprano, el lento paso de las nubes que, poco a poco, fueron ocupando el cielo despejado como expectadoras de lo que acontecía abajo, la mezcla de vegetación, concreto, metal y madera del paisaje y la selección de música chill out del bar afuera de la Kantine (sonaron esenciales como Jose Padilla - Sabor de verano), no fui el único en tomarse una cerveza de esas de medio litro típicas en Alemania y en descubrir que el espacio que hoy ocupa la Kantine, era el restaurante de una antigua planta de calefacción. Esperé a que se ocultara el sol e ingresé a la sala de conciertos de estilo cabaret industrial que, con una programación propia  y alternativa al club de al lado, abre sus puertas prácticamente todos los días a propuestas musicales independientes e innovadoras.

Kantine am Berghain. Berlín, septiembre 2025. Foto propia.

Con una capacidad para doscientos asistentes, la sala rectangular está conformada por el escenario, que esta noche luce un telón corinto de fondo, y sobre la tarima se ve una batería, varios micrófonos y monitores para los músicos, que serían bañados en luces rojas y amarillas toda la noche, y un sistema de sonido aéreo y de base. Al lado izquierdo de la entrada, una fila de bancos trípode esperando a los primeros en llegar; al lado derecho, una barra de bebidas con varias velas encendidas, que daban cierto aire de intimidad y atrás, la cabina del ingeniero de la sala con un retrato de la forma original de la planta donde hoy se encuentra el Berghain/Panorama Bar de fondo. Antecedido por una playlist que incluyó canciones como Godspeed You! Black Emperor - Babys in a thundercloud, alrededor de las 20:15 se apagaron las luces blancas que rodeaban la disco ball del techo de la sala para que el abridor, Fabian Altstötter, mejor conocido como Jungstötter, acompañado de un baterista, se subieran al escenario.

Jungstötter en la Kantine am Berghain. Berlín, septiembre 2025.
Foto propia.

Con las manos a veces en un piano y a veces en un bajo, una armónica alrededor del cuello, una voz grave, profunda, por momentos como el denso susurro nocturno de un utópico one man band, los trucos percusivos del batería y algunos sonidos extra desde una computadora, el austriaco interpretó algunas canciones de sus discos Love Is (2019) y One Star (2023) y se permitió probar alguna pieza en la que está trabajando. Más o menos media hora después, alrededor de las 20:45, agradeció la presencia de los asistentes y se bajó de la tarima junto al baterista para proceder a un intermedio que funcionó para el cambio de instrumentos y demás preparativos para lo que venía.

Alrededor de las 21:15, Friso Van Wijck se posicionó en la batería y Nat Philipps colocó al setlist al pie del saxofón para acompañar a la guatemalteca y el venezolano en la segunda fecha del tour de verano europeo de Titanic. La omnipresente atención de Fratti a las cuestiones técnicas me hizo recordar a los tiempos de SMA o FRAAEK en Guatemala donde se hacía lo que se podía con lo que se tenía pero, aunque parecida, su presencia no es la misma de las últimas veces que la vi hace casi diez años. La Mabe de hoy se ha convertido a sí misma en una referencia a la hora de hablar de romper los cánones tradicionales en la música contemporánea a punta de experimentar con su cello y con su voz. Con cuatro álbumes como solista bajo el arco: Pies sobre la tierra (2019), Será que ahora podremos entendernos (2021), Se ve desde aquí (2022) y Sentir que no sabes (2024); otro en colaboración con la fundadora de Malaria!, Gudrun Gut (Let's talk about the weather, 2021), otro con el colectivo Amor Muere (Un tiempo para amar, un tiempo para morir, 2023) y dos más con Titanic (Vidrio, 2023 y ahora Hagen, 2025), hoy por hoy continúa la construcción de un cuerpo de obra con el que ya es inmortal ("cuando deje de correr sé que no me van a perseguir", dice la letra de Te tragaste el chicle; "ya fui todo lo que quiero", dice Pájaro de fuego, ambas parte del nuevo material) aunque no por eso da señales de que vaya a parar, todo lo contrario, este año ha publicado colaboraciones con Lucrecia Dalt y Blood Orange y sigue girando en varios de los escenarios más especializados del mundo, como la Biennale Musica de Venezia dirigida por Caterina Barbieri, donde se estará presentando a doble turno en octubre.

Portada de Hagen. Artwork: Alejandro Beltrán.

El repertorio de Titanic, que para esta ocasión se alinea de izquierda a derecha con Van Wijck en la batería, Tosta en la guitarra, Philipps en el saxofón y Fratti en el cello y la voz, va un tema tras otro casi sin esperar por los aplausos. Alterna entre canciones de sus dos álbumes y sustituye los teclados de las versiones de estudio por el saxofón para recrear otras versiones en vivo con un toque de improvisación que emana una atmósfera de orden en el caos. Realmente cada una de las canciones tanto en su composición lírica y músical como en su interpretación en directo es una aventura diferente. El personaje de esta epopeya es la música misma, que siempre encuentra su camino para sonar y salvarnos. La utopía entonces del periodismo musical es transcribir una experiencia multisensorial en un texto que represente lo que se sintió estar de cuerpo presente ante un acto musical tan travieso e impredecible como este. Por eso, me conformaré con mencionar tres momentos. El primero, el inicio con Anónima que permitió que el cello y la voz de Mabe nos introdujera a la declaración de intenciones de la banda: hacer que el público entrara en un intenso estado de suspenso, incertidumbre y sorpresa. El segundo, la balada existencial Alzando el trofeo que le canta a la proporcionalidad entre decepción y expectativa: "Como imaginar que alzando el trofeo caería en arenas movedizas", dice el coro. Y el tercero, La trampa sale, acaso mi canción favorita del disco y una difícil decisión a la hora de escoger entre la versión original de estudio con pianos y sintetizadores que me hace bailar o la versión en vivo improvisada con guitarra y saxofón que me hizo gritar, especialmente desde el 02:47.

La traducción de la palabra inglesa "play" al español es "jugar". Así que podríamos decir que Titanic aprovechó el telón de fondo del escenario de la Kantine am Berghain para "jugar" un drama sonoro en clave de tensión y liberación al interpretar Libra, Hotel Elizabeth, Lágrima del sol, Gotera, Escarbo dimensiones, La dueña, Gallina degollada, Te evité, entre otras, para completar una hora de show. No sin antes presentar y dar lugar a un solo instrumental de cada uno de los demás integrantes, la artista guatemalteca basada en México agradeció la presencia de las casi cien personas ahí reunidas y la banda correspondió con un encore despidiéndose finalmente alrededor de las 22:15.  

Mabe Fratti y Héctor Tosta en la Kantine am Berghain, Berlín, septiembre 2025. Fotos propias.

Masterizado por Rafael Anton Irisarri, compuesto por diez canciones y de 33 minutos de duración, Hagen es un disco que transita entre géneros musicales con particularidad sónica, cada tema distorsiona una estructura fractálica creando microcomposiciones dentro de una misma pieza: por eso es jazz, es pop, es rock, es clásica, es experimental y no es nada en específico, es una vanguardista manera de concebir la música y el arte: el atravesamiento, procesamiento, reapropiación y montaje de influencias hasta desarrollar un lenguaje estético propio. Musicalmente abstracto pero narrativamente concreto, las letras de Hagen, mediante la voz de Fratti, dialogan con su audiencia uno a uno, como un experimentado amigo que cayó y regresó del infierno, aprendió a hacerse responsable de su mundo, su realidad y su porvenir y ahora es un como un refugio. En vivo Titanic es una banda que no requiere mucha parafernalia: la magia sucede de frente sin más trucos que la divinidad manifestándose por medio de la música que nace cuando los cuerpos sonoros de humanos virtuosos y los sedimentos acústicos de instrumentos con una ancestralidad material se encuentran.

Cuando termino de escribir esto, Titanic ya se ha presentado además en Jena, Praga y Dudingen como parte de una gira que continuará en Europa con Hagen como protagonista hasta finales de octubre. Sirva el presente texto como un registro de una noche en la que la música hizo confluir muchas identidades y temporalidades cambiantes y como un recordatorio de que cuando el mundo se acabe, la música seguirá sonando.

Cartel del Titanic Tour 2025 por Europa.
Fuente: Instagram de la banda.