Boy Harsher una noche de noviembre en Niceto Club. Foto propia. |
Llegué, por cuarta vez a Buenos Aires, el miércoles 8 de noviembre, una semana antes de lo previsto para celebrar la defensa aprobada de mi tesis y mi cumpleaños porque de última hora, antes de irme a Porto Alegre para la despedida de Roger Waters, me enteré del show de Boy Harsher el 9 de noviembre en Club Niceto y era la oportunidad de cerrar uno de los varios ciclos que se cerrarían en este viaje: en 2022 proyectamos su película "The Runner" en Guatemala y porque su música fue el soundtrack de tres o cuatro años de mi vida antes de lanzarme en caída libre al Sur. La música en mi vida es así: me hace viajar metafórica y literalmente. Llegué, entonces, a la última cama, del último hostal del micro centro de Buenos Aires que encontré porque la ciudad estaba repleta de swifties por los tres shows que daría la también estadounidense Taylor Swift en la ciudad. Como la fiesta es el pre, esa misma noche me fui al Avant Garden a escuchar a Raphael Carrau una selección de vinilos muy interesante y bailable.
Al día siguiente, jueves, sabiendo de la cuantiosa cultura musical sudamericana, me fui desde la tarde a las afueras del Niceto donde ya una fila de personas (entre rockers y clubbers góticxs) vestidas de negro le daba vuelta a la calle: el año pasado el show de Boy Harsher en el Primavera Sound Buenos Aires había sido cancelado por la lluvia y el año de por medio había multiplicado la cantidad de fans que esperaban su primera presentación en Argentina. Aproveché la fila para tomarme un par de cervezas y escuchar un par de conversaciones ajenas mientras fumaba algo hasta que entré y me fui directo al lado izquierdo de la pista donde se encontraba una de las barras: lo que al inicio fue un pequeño paraíso personal donde tuve espacio para bailar "Candy Walls" de TR/ST que salía del sistema de sonido del club, en la medida que la noche fue avanzando y el club se fue llenando también se fue convirtiendo en un auténtico infierno a la hora de ir al baño o comprar otra cerveza. Mucha gente ¿más de mil? y poco espacio así que a punta de baile tuve que hacerme de un lugar en la pista. La apertura estuvo a cargo del dúo cold wave/body music local Balvanera que, acompañados del sonido del club, prendieron la pista con canciones como "Gleams" y "Rust" de su último álbum "Courses of Action" lanzado en 2021 por DKA Records. Vi a Gus de Boy Harsher grabándoles desde el balcón donde también vi a Jae viéndome. Su nivel es tal que estuvieron en el cartel del Cruel Festival 2024 en California.
Si dividiera el main event del dúo dark wave/electro pop norteamericano en tres partes, de la primera me llevaría "Morphine": las nubes de humo flotando en el ambiente coloreadas por luces que iban del azul al fuscia, los juegos con la respiración como quien saca la cabeza del carro en la autopista para susurrarle al viento de la vocalista Jae Matthews entre los elegantes sonidos sintetizados de las máquinas manipuladas por Augustus Muller uff... mi canción favorita y en vivo simplemente me derretí. De la segunda parte me llevo ese juego con el laser rojo entre luces azules en medio del beat tenso pero trepidantemente sexual de "Westeners" seguido de "Come closer" y que solo sería sometido por una de las joyas de la banda sonora de su película The Runner, me refiero a la dramática "Tower". También su cover de "Wicked game" de Chris Isaak estuvo lindo (por no decir romántico). De la tercera parte me llevo la empática en nota de despedida de "I understand", todo esto antecedido por la constatación de la fantasmagórica poeta y vocalista Matthews de que "tocan música para bailar así que era hora de hacerlo" y vaya si no: al contrario de algunas de su presentaciones en Estados Unidos, la pista de baile de la capital argentina saltaba y formaba olas de movimiento que impedían la estabilidad de las cámaras de los teléfonos pero que entre los sintetizadores, percusiones y líneas de bajo de un tímido exhibicionista Muller, el humo, las luces y el súper sonido del club palermitano inmortalizaban uno de mis mejores momentos del año musicalmente hablando, como si se tratara de una película que solo la memoria cerebral de quienes estuvimos ahí podrá reproducir.
Aunque, temas clásicos como "Fate", "Tears", "L.A." y "Pain" también fueron parte de las trece canciones interpretadas por el dúo durante la noche (las otras serían "Keep driving", "Give me a reason" al inicio y "Modulations" al final) para un fan desde el inicio de la banda como yo, hicieron falta temas como "Spell", "Lost", "Motion", "Send me a vision", "Escape", entre otras, imposibles de abarcar en un show de alrededor de una hora. Tomará esperar para vivir la secuela extendida de la película de la que hablaremos por siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario