La DJ, productora y label boss alemana se presentó en Guatemala para comenzar su gira por América Latina. Foto propia. |
Desde la caída del muro de Berlín a la fecha no hay género musical que se haya expandido tanto alrededor del mundo como el electrónico, particularmente el techno. ¿Qué nos dice esto del zeitgeist (espíritu del tiempo) del período histórico que estamos viviendo como humanidad? Ya sea una tendencia que obedece a una demanda de mercado, una oferta de música y contenidos proporcional al acceso a tecnología e Internet o la creciente necesidad de emancipación de las diferencias que se han ido reconociendo y encontrando en la pista de baile y otros cronotopos creativos en los últimos años, si hay alguien que es testimonio vivo de este proceso es Ellen Allien.
Aunque había sellado pasaporte en La Aurora desde el 29 de octubre tras sus presentaciones en el Amsterdam Dance Event y el último de sus "We Are Not Alone" weekender raves en Berlín, fue la noche del 31 de octubre o, para ser más precisos, la madrugada del 1 de noviembre (ya en pleno día de los muertos en Guatemala), cuando Ellen Allien, activa desde los noventas, procuró sintetizar, en poquito más de dos horas, más de veinticinco años de construcción sonora, no solo por su carrera individual en las bandejas o en el estudio, sino como jefa de una disquera emblemática como es BPitch Control, fundada en 1999.
La fiesta, segunda edición del ciclo Dead Or Alive de las promotoras Delusional y Marketing, tuvo lugar en el Club Guatemala en el Centro Histórico de la ciudad capital y hay que destacar la organización: desde el fluido proceso para ingresar hasta la distribución de los espacios para las barras, áreas para descansar y para fumadores y otras amenidades que se sumaron a lo que ofrece el monumento nacional con capacidad para más de mil personas de estilo arquitectónico colonial (por eso no era de sorprenderse con el retrato de pedro de alvarado que la oscuridad escondía arriba del escenario).
El Club Guatemala, de más de 125 años de antigüedad, recibió la segunda edición del ciclo "Dead Or Alive". |
Las puertas se abrieron desde las ocho de la noche para darle paso a un line up cargado principalmente de talento local (cinco actos) que le entregó la cabina a la Allien alrededor de las dos de la mañana. Con un sistema de sonido a la altura de la leyenda que iba a emplearlo y de lo que se va a encontrar en la demás paradas del tour y ante una pista de baile bañada en luces rojas, blancas y verdes, Ellen quebró la expectativa de un set exclusivamente de techno para matizarlo con momentos break beat, electro clash, acid, dark wave (puso a sonar Línea Aspera - Malarone y Figure Study - Wait) y hasta el clásico trance Three Drives - Greece 2000.
Dicen que a esa hora, alrededor de las tres de la mañana, la actividad paranormal en el mundo espiritual se intensifica y como sabiéndolo, bailando, saltando, siempre sonriente para las cámaras, amable con sus fans pero concentrada a la hora de ejecutar su impecable técnica para mezclar (a cuatro canales), por dos horas -que ojalá hubieran sido cuatro- Ellen Allien trajo a Guatemala una probadita de lo que sirve en el circuito de música electrónica en el que se mueve y le corresponde: uno que en dos semanas la tendrá en fabric y Tresor en un solo fin de semana.
Alrededor de las cuatro la producción de la fiesta subió a decirle a la berlinesa que era hora de parar, como reconociendo que la sesión había siendo efectiva (el dancefloor seguía ahí, queriendo más) pero definitivamente corta para lo que está acostumbrada a tocar, la extra terrestre aceptó los aplausos, los gritos de agradecimiento, se tomó un par de fotos con quienes tuvieron la suerte y partió al aeropuerto rumbo a Costa Rica, sigue Colombia, Chile y Argentina.