martes, 26 de noviembre de 2024

Una noche de acción: el tren de Manu Chao pasó por Guatemala

Manu Chao en Guatemala. Foto propia.

El cantante franco español se despidió la noche del miércoles de la semana pasada con un show acústico, íntimo y de alta energía que por poco alcanza las tres horas de duración. La hazaña tuvo lugar en el Parque de la Industria de la Ciudad de Guatemala. Fue el tercero de tres recitales -antes de presentó en Antigua y en Xelajú- que el ex Mano Negra ofreció en el país como parte de la gira con la que está promocionando su nuevo y quinto álbum "Viva Tú". Hoy, mientras por fin se transcriben estas líneas, ya se encuentra en Brasil, iniciando un tour de seis fechas entre São Paulo y Rio de Janeiro.

"UNA CALADITA MÁS"

Vestido con sus usuales jeans cortos 3/4 de lona, una camiseta negra sin mangas en la que se leía la consigna zapatista "para todos todo" entre coloridos detalles de wiphala, una gorra blanca con símbolos mapuche, sneakers, collares y pulseras con las que un viajero tiende a protegerse, José Manuel Tomás Arturo Chao Ortega repetía "una caladita más" al final del concierto de largo aliento en el que convocó a más de dos mil personas al centro de convenciones de la zona 9 de la capital guatemalteca. Es que, precedido por la cantautora maya kaqchikel Sara Curruchich (quien, acompañada por un tambor y una marimba, interpretó temas de su autoría como "Mujer Indígena" pero también su versión de "Tanto que no sabes" de La Tona) y alrededor de las nueve de la noche, le bajaron volumen a una antesala de clásicos del rock latinoamericano para que "Los Musicarios", como se hacen llamar durante esta itinerancia Manu Chao y el guitarrista argentino Matumati, armados de un par de guitarras clásicas, otro par de bombos eléctricos, una laptop y pedales programados con efectos, salieran a escena.

Como si fuera el maestro de ceremonias de un circo no tradicional y antes de sentarse a afinar la guitarra en una de las dos sillas que, como les asistentes, le esperaba pacientemente al centro del modesto escenario montado en la concha acústica diseñada por el arquitecto mexicano Félix Candela, Chao se acercó al internacional público para saludarle y alzar los brazos como celebrando la coincidencia en el norte de América Central. Así, con una introducción paneada compuesta de varios samples que pueden escucharse en su música, Manu encendió una locomotora sonora que recorrió más de veinticinco años de carrera solista y, como no, clásicos de su ex banda Mano Negra. Todo, a punta de guitarra y voz, acompañado por efectos y solos voladores que su colega ejecutaba y con un bombo que le sirvió para marcarle el paso a los latidos de una legión de fans que portaban banderas de Guatemala pero también de México, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Palestina, entre otras, como quien dirige, diríamos si no fuera Manu Chao, a un ejército a la batalla; pero como si se trata de él es, más bien, todo lo contrario: un llamado a andar por el camino de la paz. El tren de Manu Chao les llevó a cantar "Vecinos en el mar", "Y ahora qué", "Cuatro calles", "No solo en China hay futuro", "Todo llegará", "Viva tú", un mashup entre "Me llaman calle" y "La vida es una tombola" (en la que pidió aplausos para Diego Armando Maradona) y su versión de "Si me das a elegir" de Los Chunguitos.

La concha acústica del Parque de la Industria de la Ciudad de Guatemala. Foto propia.

"NO TE ESCUCHO GUATE"

De esa manera, el autor de los discos "Clandestino (Esperando la última ola...)", "Próxima estación...Esperanza", "Sibérie m'était contéee", "La Radiolina" y ahora, "Viva Tú", animaba a les asistentes para continuar el paseo en clave de rumba flamenca con su versiónd de "Huelga de amores" de Divividos, "Eu beijei o sol", "Señor Matanza", "El contragolpe" y "El tren se fue", tras la que el artista subrayó que esa, la noche del 20 de noviembre era "una noche de acción" cuya misión fue primero llegar "a la libertad", después "a la locura" y luego "a la aventura". Prosiguió con "Malegría", "Mala vida", "Mi vida", "La despedida", "Mr. Bobby" (para la que invitó al rapero maya tzutujil Tzutu Kan a cantar con su hijo en brazos tal y como aparece en la colaboración que hicieron a mediados de año) y al músico Dr. Nativo para cantar su hit "Guatemaya".

Ante un público diverso étnica y generacionalmente, que cantaba en inglés o francés pero callaba cuando el kaqchikel o el tzutujil salía por el sistema de sonido, Manu Chao cantó "Clandestino" y reiteró que "nadie es ilegal". Siguió con "Welcome to Tijuana", "Vagabundo de la calle", "Adiós Romerito" y se fue a un primer encore tras el que continuó con "Lágrimas de oro", su versión de "Cómo que no" de Gustavo Peña y "Desaparecido". Ya en el segundo encore el cansancio entre los más jóvenes, los más viejos, los más sanos o los que habían trabajado ese día, el día anterior y tenían que trabajar al día siguiente, se hizo presente y se sintió como cuando se está llegando al tramo final de un largo viaje. Pero, como no queriendo dejar ir a nadie y sin intenciones de bajarle a la intensidad de su alma punk, Manu Chao salió una vez más al escenario para llevar al público al clímax invitándole al "aquí y ahora Guatemala" y cantando "La primavera" y "Me gustas tú". Alrededor de las once y media de la noche su versión de Pinocchio (Viaggio in Groppa al Tonno) de Fiorenzo Carpi sonó de nuevo, como sonó a lo largo del espectáculo, esta vez como anunciando el final de la función y con los cipreces y palmeras de sobresaliente fondo y testigo, Chao celebró, saltó y se acercó a despedirse de sus fans.

sábado, 2 de noviembre de 2024

Una noche paranormal: Ellen Allien en Guatemala

La DJ, productora y label boss alemana se presentó en Guatemala para comenzar su gira por América Latina. Foto propia.

Desde la caída del muro de Berlín a la fecha no hay género musical que se haya expandido tanto alrededor del mundo como el electrónico, particularmente el techno. ¿Qué nos dice esto del zeitgeist (espíritu del tiempo) del período histórico que estamos viviendo como humanidad? Ya sea una tendencia que obedece a una demanda de mercado, una oferta de música y contenidos proporcional al acceso a tecnología e Internet o la creciente necesidad de emancipación de las diferencias que se han ido reconociendo y encontrando en la pista de baile y otros cronotopos creativos en los últimos años, si hay alguien que es testimonio vivo de este proceso es Ellen Allien.

Aunque había sellado pasaporte en La Aurora desde el 29 de octubre tras sus presentaciones en el Amsterdam Dance Event y el último de sus "We Are Not Alone" weekender raves en Berlín, fue la noche del 31 de octubre o, para ser más precisos, la madrugada del 1 de noviembre (ya en pleno día de los muertos en Guatemala), cuando Ellen Allien, activa desde los noventas, procuró sintetizar, en poquito más de dos horas, más de veinticinco años de construcción sonora, no solo por su carrera individual en las bandejas o en el estudio, sino como jefa de una disquera emblemática como es BPitch Control, fundada en 1999.

La fiesta, segunda edición del ciclo Dead Or Alive de las promotoras Delusional y Marketing, tuvo lugar en el Club Guatemala en el Centro Histórico de la ciudad capital y hay que destacar la organización: desde el fluido proceso para ingresar hasta la distribución de los espacios para las barras, áreas para descansar y para fumadores y otras amenidades que se sumaron a lo que ofrece el monumento nacional con capacidad para más de mil personas de estilo arquitectónico colonial (por eso no era de sorprenderse con el retrato de pedro de alvarado que la oscuridad escondía arriba del escenario).

El Club Guatemala, de más de 125 años de antigüedad,
recibió la segunda edición del ciclo "Dead Or Alive".

Las puertas se abrieron desde las ocho de la noche para darle paso a un line up cargado principalmente de talento local (cinco actos) que le entregó la cabina a la Allien alrededor de las dos de la mañana. Con un sistema de sonido a la altura de la leyenda que iba a emplearlo y de lo que se va a encontrar en la demás paradas del tour y ante una pista de baile bañada en luces rojas, blancas y verdes, Ellen quebró la expectativa de un set exclusivamente de techno para matizarlo con momentos break beat, electro clash, acid, dark wave (puso a sonar Línea Aspera - Malarone y Figure Study - Wait) y hasta el clásico trance Three Drives  - Greece 2000.

Dicen que a esa hora, alrededor de las tres de la mañana, la actividad paranormal en el mundo espiritual se intensifica y como sabiéndolo, bailando, saltando, siempre sonriente para las cámaras, amable con sus fans pero concentrada a la hora de ejecutar su impecable técnica para mezclar (a cuatro canales), por dos horas -que ojalá hubieran sido cuatro- Ellen Allien trajo a Guatemala una probadita de lo que sirve en el circuito de música electrónica en el que se mueve y le corresponde: uno que en dos semanas la tendrá en fabric y Tresor en un solo fin de semana.

Alrededor de las cuatro la producción de la fiesta subió a decirle a la berlinesa que era hora de parar, como reconociendo que la sesión había siendo efectiva (el dancefloor seguía ahí, queriendo más) pero definitivamente corta para lo que está acostumbrada a tocar, la extra terrestre aceptó los aplausos, los gritos de agradecimiento, se tomó un par de fotos con quienes tuvieron la suerte y partió al aeropuerto rumbo a Costa Rica, sigue Colombia, Chile y Argentina.