Cuando Contanza Piña se presentó como Corazón de Robota en el taller titulado (por el Festival ahora Colectivo Gradiente) "sintetizadores hechos a mano" que vino a impartir en julio 2016 a Guatemala en su paso hacia México, contó que los robots habían sido creados para realizar el trabajo que el hombre no quería hacer y que su nombre artístico era una alusión a "ponerle corazón al trabajo tedioso". Y es que sí, alguien tiene que realizar ese trabajo también. Pero, ¿cómo sentir tan siquiera atracción por la dificultad, por la des-facilitación de la existencia y, no digamos, tomarle cariño?
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| Fotos: Pepe Orozco |
Para esta chilena, "cuando a alguien le sobra, a alguien le falta" y eso provoca una espiral de consumo nocivo por lo que, para ella, la basura no existe. Así recorre el mundo con maletas llenas de material electrónico reciclado y las herramientas necesarias para hackearlo: modificarlo y reusarlo en sus presentaciones como referencia del noise y la experimentación latinoamericana pero también para compartir su conocimiento ya que,"si alguien sabe hacer lo que yo sé hacer, también le puedo preguntar", dijo, provocando un perpetuo horizonte de posibilidades creativas.
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| Foto: Constanza Piña |
Al alejarse del uso de computadoras y costosas máquinas, el proyecto sonoro de Corazón de Robota presenta una perspectiva retro-tecnológica creando artefactos de sonido de bajo costo construídos con tecnología modesta, desperdicio, cajas de chocolate y electrónicos reciclados bajo la filosofía de anarco-feminismo-electro-tecnológico y open hardware.
Hace dos semanas, Contanza Piña publicó su primer material discográfico. Se trata de un EP de tres tracks titulado "Infinitud Oceánica", en cuyos 35 minutos de duración, está representado su performance sonoro: sintetizadores hechos a mano, secuenciadores, filtros, errores, aberraciones electrónicas y cómo no, "el kick(los latidos)del corazón". La portada fue ilustrada por Delia Iglesias y está disponible en casete y en Bandcamp. Sumérgete aquí:
