domingo, 30 de octubre de 2022

Una noche en Montevideo

VJ Irene en Phonoteque 20.08.2022

Una bandera verdeamarela ondeando desde lo alto de un edificio llama mi atención hacia la ventana de la habitación. Por la manera de ondearse compruebo que afuera hay viento. Ha llovido todo el día. La tarde se acaba y mientras escribo esto, se contabilizan los votos de la segunda vuelta de la elecciones en Brasil. Llevo dos meses de haber regresado a vivir al lado brasilero de la Triple Frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina y todavía estoy instalándome. Salí de Rio a inicios de agosto, vine a Foz unos días y me fui a un viaje entre Argentina y Uruguay que me hizo terminar de hacer perder el equilibrio, un desequilibrio que me llevó a un proceso de mentoría espiritual pero también a caminar por las calles de Buenos Aires, Montevideo y Córdoba.

El plan original era pasar una sola noche en Buenos Aires pero esa noche me atrapó a tal punto que perdí mi vuelo a Montevideo. Aún ebrio, impulsivamente compré otro vuelo a la misma hora para el día siguiente olvidando completamente que desde Buenos Aires podía embarcarme en un buque-bus que me llevaba a Montevideo navegando el Río de la Plata. Digo que esto me terminó de hacer perder el equilibrio porque, curiosamente, exactamente un mes antes, me habían robado el teléfono con todo y mi chip de Guatemala en la Playa de Ipanema.

“En las culturas primitivas si alguien no se pierde no se hace mayor”, dicen por ahí. Sea como sea, llegué a Montevideo y sus calles me recibieron con frío pero también con mucho humo, fernet, conversas, arte y, obvio, baile. Para ello, ya sabía a donde ir porque había visto un documental sobre la escena de música electrónica en Uruguay. Así que, tras visitar el Espacio de Arte Contemporáneo en un antiguo penal y comerme un chivito a la hora de la cena, me fui para el Phonoteque Club que volvía a abrir sus puertas tras el cierre por la pandemia.

En el flyer decía que la fiesta comenzaba a las 23:00 así que estuve puntual en la entrada pero la gente de seguridad del club me dijo que la fiesta comenzaría a media noche y así fue. Mientras llegaba la hora, me fui a un parque a tomar un litro de cerveza. (Creo que esto, con los años, se ha constituido una suerte de ritual preparativo para largas noches en la pista. Como una suerte de previa personal.) Fui el primero en ingresar. No me revisaron porque según el de seguridad, "ahí todos éramos gente de bien". Y sí, de hecho pude forjarme un puro en plena barra del club sin ningún problema. Para fumármelo sí tuve que salir, como cualquier otro club que no tiene un espacio reservado para fumadores. Me gustó el uso de vasos reutilizables con el logo del club y los visuales a cargo de VJ Irene.

El DJ abridor fue Cabanelas quien le entregó la cabina al experimentado DJ Koolt alrededor de las dos de la mañana para que el referente uruguayo desplegara durante más de cuatro horas todo un arsenal de House, Acid y Deep, seguramente algo de lo que venía presentando en su gira por Europa, hasta el amanecer. Me perdí en la excelente calidad del sonido instalado en el subsuelo del "Phono", como le llaman cariñosamente y me sentí culpable ante las tentaciones en la pista de baile hasta que fue la hora de irme. La palabra "after" se escuchó más de una vez. Pero yo ya había dejado un pedazo de mi alma en una noche de agosto en Montevideo.

DJ Koolt en Phonoteque 20.08.2022