lunes, 6 de marzo de 2023

#ItsNOTallAboutMusicRecomienda: la nueva compilación de MY DEAR

MY DEAR es una serie de fiestas que acontecen desde 2012 en el Club Gewolbe de Colonia, Alemania, traída a la vida por el selector afiliado a Kompakt Records, Denis Stockhausen. Para celebrar el décimo primer aniversario de la marca, Denis ha compilado, en un triple disco de vinilo, diez tracks de igual número de sus artistas favoritos (y de los nuestros):

A1 Rising Sun - Give (08:06)
A2 Samo & Kamo - Olivia B (02:46)

B1 DJ Koze - Blissda (05:43)
B2 Wassermann - Röslein Rot (04:55)

C1 Fantastic Twins - When It Fades (we fade) (06:24)
C2 Pom Pom - Disko (06:26)

D1 Robag Wruhme aka Bogdan Marx - Orugo Major (04:54)
D2 Sascha Funke - Proskauer Slide (06:52)

E1 DAMH - Black Night (Superpitcher Remix) (09:19)

F1 Jürgen Paape - In Time (04:35)
F2 Pom Pom - Delta (Vinyl Only Bonus!) (07:20)

Diez tracks para esos vaporosos y eufóricos momentos en el club en las primeras horas de la mañana. ¿Techno Pop? ¿Dream Dance? Con la talla de esos nombres en el tracklist se requieren nuevos géneros para catergorizarlos. El favorito de esta redacción es el remix de Superpitcher a Black Night de DAMH (David Hasert + Ada), inspirada en una canción de Bob Lind del mismo título, toda una poética convertida en danza al desapego, al agradecimiento y al crecimiento. Pero la verdad la compilación está repleta de joyas. Escuchala aquí:

jueves, 2 de marzo de 2023

Una noche en Asunción con DJ Hell en Tango

Esta mañana mi colega Leticia dijo algo así sobre la cultura club: "Siempre he percibido que son fiestas para que la burguesía y las clases medias puedan drogarse sin consecuencias con la policía". Algo que no deja de ser verdad. Como tampoco deja de ser verdad que este fenómeno es una distorsión de la cultura club cuya esencia radica en propiciar un espacio/tiempo donde las personas históricamente racializadas, clasificadas, sexualizadas, excluídas y subalternizadas encontraron ciertas condiciones para emanciparse, por no decir que encontraron condiciones para poder ser y estar en el mundo. No lo digo yo, cualquiera que sepa algo de la historia de la música electrónica lo sabe.

Otro fenómeno que ha distorsionado esta esencia son los elevados honorarios que ciertos artistas cobran por presentación, lo que hace que los clubes se vean en la necesidad de cobrar más y, como también se sabe, el precio de una entrada se convierte en un filtro social. No es el caso de Helmut Geier, mejor conocido como DJ Hell, que el sábado pasado se presentó en un club que ha dado mucho que hablar últimamente como parte de su tour que continúa por Suramérica: Tango. Así que, aprovechando mi regreso a la triple frontera, crucé el Puente de la Amistad que conecta a Brasil con Paraguay y me fui para Asunción.

Salí a las cinco y media de la tarde del viernes 24 de febrero y, aunque la promesa del bus era llegar en cinco horas y media, o sea a las diez y media de la noche, la verdad es que nos hicimos casi ocho horas para llegar de Ciudad del Este a la capital paraguaya por lo que casi me dejan afuera del hostal que había reservado. Me instalé, salí a comprar unas cervezas y me senté en una mesa que estaba abajo de dos árboles centenarios que se encontraban en el jardín del hostal hasta que me dio sueño.

Al día siguiente, desayuné y me fui a caminar por el Centro Histórico de Asunción. El paso del tiempo se hizo evidente cuando me di cuenta que cuando vine a Suramérica hace más de tres años, yo lo único que sabía de Paraguay era de José Luis Chilavert (porque mi papá también fue portero) y ahora sé más de algo como la guerra contra la triple alianza, la dictadura stronista y la continua opresión hacia los pueblos originarios, entre otras dolorosas resonancias que encontré con la historia de Guatemala.

Infelizmente mi pre no pudo ser así que llegué temprano al Tango. Como en el Phonoteque de Montevideo, el bouncer me dijo que la fiesta empezaba a la media noche por lo que tuve que hacer tiempo tomándome algo en un restaurante de la misma calle. Me puse a platicar con el cocinero. Al man también le gustaba la música electrónica pero al parecer él y su novia (que también trabajaba ahí) habían perdido mucho dinero en el casino. Recordé que lo que me gusta de viajar solo son las conversaciones espontáneas que surgen en momentos como este. Dio la media noche así que pagué y me volví a la entrada del club.

Checaron que estaba en la lista de quienes habían comprado su entrada anticipadamente, me revisaron, le colocaron stickers a las cámaras de mis teléfonos y entré. Ya adentro se me hizo como una cueva con barra, luces y equipo de sonido que le apostaba más a la calidad que al volumen. Me gustó que no habían visuales que distrajeran de la música. Como llegué temprano, escuché el opening set de Freak G y alrededor de las tres de la mañana la leyenda alemana se hizo presente en la cabina y, ¿qué decir? Un paseo EBM, electroclash, techno, por la historia de la música electrónica: desde Depeche Mode - Photographic, pasando por DAF - Sato sato (Westbam Remix), hasta Art Crime - Dead Carnation, entre otros súper tracks que no reconocí.


Pasadas las seis y media de la mañana y tras más de tres horas de sesión, el jefe de International Deejay Gigolo Records se despidió ante una pista que pedía más y le entregó la cabina al b2b de Cosmo López con Kaizen  para que la jornada continuara. Yo me quedé un rato más y después me fui. Satisfecho de haber bailado entre guaraníes, a pesar de las dolorosas resonancias de nuestras historias nacionales, y esperando que el amanecer de esta noche larga y oscura, sea una reminiscencia de que vienen tiempos que ya estaban anunciados.

Una noche de carnaval en São Paulo con Sonja Moonear en D-EDGE

Sonja Moonear en D-EDGE, São Paulo.

La semana antepasada aterricé a las 21:30 horas de São Paulo. Era sábado 18 de febrero. Esta crónica va de la noche del 20 pero es imposible llegar a la noche del 20 sin pasar por el 18 y el 19. Del 18 no hay mucho que decir: llegué alrededor de las diez y media u once de la noche a la habitación, y puse el resto de la noche en función de mi meditación: dormí hasta no sé qué hora del día siguiente. Y fue lo mejor, desperté reparado de un viaje de tres escalas, tres aviones y más de trece horas desde Guatemala a donde fui a regenerarme durante diez semanas de vacaciones.

El 19 fui al Memorial de América Latina pero estaba cerrado. ¿Por qué? Porque era febrero y carnaval y el carnaval en Brasil no precisa contexto. Por suerte me reuní con mi colega Renan. Bebimos, usé el metro de São Paulo por primera vez, fumamos y nos sumamos a un "bloquinho" donde hubo besos, bailes y más tragos y humos; regresando a casa conocimos a un par de argentinos afuera de un bar, conversamos, bailamos y, de un momento para otro, yo ya estaba en Madame, el club post punk/dark wave de la capital brasilera, sin nadie más que mi sombra o lo poco que podía ver de mi mismo en la oscuridad de ese club.

Estuve ahí no sé si hasta que la música no me gustó o hasta que me di cuenta que ya no estoy tan triste. Lo cierto es que ya era de día. Dormí, comí  y salí. Intenté entrar a la fiesta de carnaval de Gop Tun pero había mucha fila y yo no hago fila (tampoco me reconozco como VIP), así que no entré. Me fui a comer y me fui a dormir más.

Como si fuera hora de ir a trabajar, me desperté después de media noche justo a tiempo para llegar una hora antes del set de la dj y productora suiza Sonja Moonear programado para las tres de la mañana. Cuando llegué a D-EDGE, el club referencia de la escena electrónica paulista, había fila pero fluyó. En la taquilla checaron la entrada que había adquirido anticipadamente, me revisaron y en uno de los varios cubículos-cajas que estaban disponibles me dieron una tarjeta a la que se cargaron mis consumos de la noche y que pagué al salir.

D-EDGE desde fuera alrededor de las dos de la mañana.

D-EDGE tiene dos salas. Estoy tentado a afirmar que una tiende más al house y otra más al techno pero presentaciones como la de Moonear lo relativizan. La local Gartzzea fue la encargada de entregarle la cabina a la de Perlon quien, durante poco más de tres horas puso a sonar algo del repertorio de vinilos que viaja con ella. Más allá de pretender categorizar el característico sonido -minimal house & techno con influencias jazz & soul- de Sonja, que la ha constituido como la abridora recurrente de Ricardo Villalobos, me pareció muy interesante el uso de ciertos vinilos que más que tracks son como samples que, como si se tratara de una instalación de arte sonoro construída en vivo, producen un mood en la pista alucinante. Tal fue el caso de un vinilo que solo eran registros sonoros de las reacciones de una audiencia (como de los shows de televisión de antes) que a más de alguien en la pista lo hizo dudar si lo que estaba escuchando era la realidad o un episodio de esquizofrenia.

Como es costumbre en Brasil, el/la artista internacional es solo una parte (importante pero solo una parte) de la programación, así que alrededor de las seis y media de la mañana el siguiente dj se hizo presente en la cabina mientras quienes habíamos ido a bailar con Sonja, en una noche de carnaval en São Paulo, aplaudíamos, hacíamos reverencias y pedíamos un taxi. No sin antes pasar echando un vistazo a la otra sala y fumar algo a la terraza de D-EDGE, cuya fiesta de carnaval seguiría hasta tornarse un no-lugar (con un show de luces de otro nivel) donde el tiempo no existe y la noche es eterna hasta que la realidad te alcanza.

La vista desde la terraza de D-EDGE a la mañana siguiente.