jueves, 2 de marzo de 2023

Una noche en Asunción con DJ Hell en Tango

Esta mañana mi colega Leticia dijo algo así sobre la cultura club: "Siempre he percibido que son fiestas para que la burguesía y las clases medias puedan drogarse sin consecuencias con la policía". Algo que no deja de ser verdad. Como tampoco deja de ser verdad que este fenómeno es una distorsión de la cultura club cuya esencia radica en propiciar un espacio/tiempo donde las personas históricamente racializadas, clasificadas, sexualizadas, excluídas y subalternizadas encontraron ciertas condiciones para emanciparse, por no decir que encontraron condiciones para poder ser y estar en el mundo. No lo digo yo, cualquiera que sepa algo de la historia de la música electrónica lo sabe.

Otro fenómeno que ha distorsionado esta esencia son los elevados honorarios que ciertos artistas cobran por presentación, lo que hace que los clubes se vean en la necesidad de cobrar más y, como también se sabe, el precio de una entrada se convierte en un filtro social. No es el caso de Helmut Geier, mejor conocido como DJ Hell, que el sábado pasado se presentó en un club que ha dado mucho que hablar últimamente como parte de su tour que continúa por Suramérica: Tango. Así que, aprovechando mi regreso a la triple frontera, crucé el Puente de la Amistad que conecta a Brasil con Paraguay y me fui para Asunción.

Salí a las cinco y media de la tarde del viernes 24 de febrero y, aunque la promesa del bus era llegar en cinco horas y media, o sea a las diez y media de la noche, la verdad es que nos hicimos casi ocho horas para llegar de Ciudad del Este a la capital paraguaya por lo que casi me dejan afuera del hostal que había reservado. Me instalé, salí a comprar unas cervezas y me senté en una mesa que estaba abajo de dos árboles centenarios que se encontraban en el jardín del hostal hasta que me dio sueño.

Al día siguiente, desayuné y me fui a caminar por el Centro Histórico de Asunción. El paso del tiempo se hizo evidente cuando me di cuenta que cuando vine a Suramérica hace más de tres años, yo lo único que sabía de Paraguay era de José Luis Chilavert (porque mi papá también fue portero) y ahora sé más de algo como la guerra contra la triple alianza, la dictadura stronista y la continua opresión hacia los pueblos originarios, entre otras dolorosas resonancias que encontré con la historia de Guatemala.

Infelizmente mi pre no pudo ser así que llegué temprano al Tango. Como en el Phonoteque de Montevideo, el bouncer me dijo que la fiesta empezaba a la media noche por lo que tuve que hacer tiempo tomándome algo en un restaurante de la misma calle. Me puse a platicar con el cocinero. Al man también le gustaba la música electrónica pero al parecer él y su novia (que también trabajaba ahí) habían perdido mucho dinero en el casino. Recordé que lo que me gusta de viajar solo son las conversaciones espontáneas que surgen en momentos como este. Dio la media noche así que pagué y me volví a la entrada del club.

Checaron que estaba en la lista de quienes habían comprado su entrada anticipadamente, me revisaron, le colocaron stickers a las cámaras de mis teléfonos y entré. Ya adentro se me hizo como una cueva con barra, luces y equipo de sonido que le apostaba más a la calidad que al volumen. Me gustó que no habían visuales que distrajeran de la música. Como llegué temprano, escuché el opening set de Freak G y alrededor de las tres de la mañana la leyenda alemana se hizo presente en la cabina y, ¿qué decir? Un paseo EBM, electroclash, techno, por la historia de la música electrónica: desde Depeche Mode - Photographic, pasando por DAF - Sato sato (Westbam Remix), hasta Art Crime - Dead Carnation, entre otros súper tracks que no reconocí.


Pasadas las seis y media de la mañana y tras más de tres horas de sesión, el jefe de International Deejay Gigolo Records se despidió ante una pista que pedía más y le entregó la cabina al b2b de Cosmo López con Kaizen  para que la jornada continuara. Yo me quedé un rato más y después me fui. Satisfecho de haber bailado entre guaraníes, a pesar de las dolorosas resonancias de nuestras historias nacionales, y esperando que el amanecer de esta noche larga y oscura, sea una reminiscencia de que vienen tiempos que ya estaban anunciados.

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