jueves, 27 de abril de 2023

We eat the night, we drink the time: De Scorpions a Dixon pasando por Tiga, un fin de semana en Santa Catarina

Hace quince años, cuando nos escapábamos con mis compañeros del colegio para ir a pasar el tiempo a un billar donde escuché por primera vez "Still loving you" de los Scorpions, no me hubiera imaginado que iba a tener la oportunidad de verlos tocar en vivo. Por eso y porque de ahora en adelante planeo ir tras cada uno de mis sueños aunque vaya solo, la semana pasada me fui un poco más al Sur para ir a escuchar a la legendaria banda alemana en vivo en el Hard Rock Live de Florianópolis, capital del estado de Santa Catarina y mejor conocida como la Ilha da Magia ou Ilha das Bruxas.

Volé desde Foz do Iguaçu y, tras una breve escala en Porto Alegre, Rio Grande do Sur (el estado más al Sur de Brasil) aterricé en Florianópolis alrededor de las tres de la tarde. Para poder validar la entrada que había comprado para el concierto tenía que donar un kilo de comida así que me instalé en un hotel del centro y salí a caminar. Tal y como ocurrió en octubre de 2021, la primera vez que fui a la isla, comenzaron a aparecer pinturas, murales, grafitis, esculturas y otras formas de mujeres. Tomé (más de) una cerveza, comí algo en el mercado público y compré una camiseta de los Scorpions. Regresé a dejar mis cosas al hotel y salí a un parque que estaba enfrente a contemplar el atardecer.

El show estaba anunciado para las diez de la noche pero conociendo de la tradición rockera de Brasil, sabía que lo mejor era llegar lo antes posible. Me bañé, me vestí, hice un medio pre en la habitación y salí para el Hard Rock Live. Entre tráfico y plática con la conductora, llegué a la arena alrededor de las nueve de la noche. Localicé por donde tenía que ingresar, desde afuera se veía un gran telón en el escenario que decía SCORPIONS, y cuando me sentí seguro, compré un par de cervezas para poder apreciar la marea negra brasilera que me hizo recordar aquel concierto de Barón Rojo y Ángeles del Infierno en Guatemala, se podría decir que he visto a todas mis bandas de rock de alcantarilla favoritas en vivo.

Entré, encontré un lugar en la pista, compré más cerveza y lo demás fue baile y hora y media de rock n' roll. "Make it real", "The Zoo", Bad boys running wild", "Send me an angel", "Blackout", "Big City Nights", "Still loving you", "Rock you like a hurricane" y "Wind of change" fueron algunos de los hits que la banda, siendo este último bastante especial, tomando en cuenta el contexto político de Brasil que cambió de gobierno recientemente. Una hora y media puntual pero electrizante. ¿Hubiéramos querido más? Obvio. Pero los Scorpions tenían que continuar con el Rock Believer tour. Yo me fui de after a la habitación del hotel.

Y la cosa no se quedó ahí. La cosa fue un viaje dentro de un viaje dentro de un viaje. A la mañana siguiente, con una resaca horrorosa pero revitalizado por un desayuno delicioso, salí rumbo a Balneario Camboriú, otra ciudad del estado de Santa Catarina, con la intención de conocer un venue hermano del D-EDGE de Sao Paulo llamado Surreal Park y, de paso, escuchar nada más y nada menos que a Tiga y a Dixon que estaban cerrando el Surreal Festival: Youniverse.

Llegué alrededor de la una de la tarde. Me instalé en el hotel y caminé a la playa para contemplar el atardecer. Cené y la verdad estaba destruido por la noche anterior así que regresé a descansar antes de la fiesta. Tipo una-una y media de mañana salí para el venue y llegué todavía para escuchar el inicio del live set de Rodríguez Jr en el Bells Stage que me hizo pensar en el Gonzo porque hay fotos de Rodríguez Jr. con El Danzante, el fanzine del Danzón, que el Gonzo le entregó en Panamá.

Pero a la media hora de haber iniciado Rodríguez Jr, Tiga comenzaba lo propio en el Nomads Stage. Dos horas y media de electro disco con tintes pop, incluyendo el éxito "You gonna want me". A la media hora de que Tiga terminara su set, Dixon comenzaba el suyo en el escenario Bells pero, la verdad, el set del director de Turbo Recordings no me dejaba irme de la pista. Simplemente iba a la velocidad perfecta. Por fin no me pude quedar con la duda así que fui al escenario Bells para escuchar algo del inicio del set de Dixon pero no, puede que haya sido algo del conservadurismo que se le criticaba al alemán o, no sé, pero regresé al escenario Nomads a escuchar el set de Tiga que se extendió casi una hora más de lo programado para goce de quienes lo estábamos bailando.

Tiga

Tras aplaudirle a Tiga volví al Bells Stage y ahora sí me entregué a escuchar y bailar e intentar comprender porqué, una de las cabezas de Innervisions, fue votado cuatro veces consecutivas el mejor DJ del mundo (2013-2016) por los lectores de la revista londinense Resident Advisor. ¿Qué puedo decir? En tres horas Dixon ofreció un paseo por varios súbgéneros de la música electrónica: desde afro house, pasando por detroit techno, hasta ese sonido deep house progresivo, melódico y con muchos bajos y sintes que lo ha caracterizado. El alemán le puso la música de frente al amanecer cuya luz ya entraba por el lugar y se despidió, no sin antes bañarse en aplausos. La multitud se dispersó; algunos se fueron a seguir la fiesta hasta el medio día al Nomads Stage y, otros, como yo, habíamos cumplido con la misión.

Dixon