lunes, 19 de marzo de 2018

Hablar sobre cultura de consumo musical (2)

En ventas, algo de lo primero que se aprende es a llamar la atención-captar el interés del cliente para que tome la decisión de comprar. Constantemente nos convencemos -para convencer- de que estamos vendiendo-comprando "algo nuevo" cuando realmente lo único que podemos vender-comprar es "algo desconocido" (o, en realidad, ¿existe algo nuevo?) pues sólo así se despierta la auténtica curiosidad y, sobre todo, porque es más probable que algo sea desconocido a que sea nuevo: de eso que cuando alguien pretende adquirir "algo nuevo", constantemente se decepcione; mientras que cuando alguien descubre algo que le era desconocido, lo peor que pasa es que no es de su agrado.

Algunas preguntas que valdría la pena cuestionarle a lxs configuradrxs de experiencias en Guatemala son:

¿Cómo hacen que el dancefloor salga de su casa? ¿Le engañan ofreciéndoles "una nueva/diferente experiencia" o, ¿añoran insertarse en su cotidianidad? Porque para lo segundo, tendrían que conocer, por lo menos, las generalidades de los hábitos del dancefloor:

¿Cómo escucha música? ¿Cómo se entera de eventos? ¿Cómo llega y se va? ¿Cómo se la pasa en la entrada? ¿Qué sucede ya adentro? ¿Cuál es su presupuesto e itinerario de consumo? ¿Qué pasa después del evento? ¿Cómo se mantiene fiel a una programación? ¿Cómo se crea comunidad?

Esto y más hay que tomar en cuenta a la hora de configurar una experiencia. Sin embargo, es trascendental recordar que la única experiencia que vale la pena vivir es la vida misma, que es el experimento de cada quien y no por proponer un camino, inhibir la exploración de otros. Un camino es un camino y la única que influencia que vale la pena absorber es la que propicie las condiciones que te permitan influir.

Continuará...

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